masticando
la pompa de chicle es tarea de quien se encomienda con los ojos vendados al paseo cercano al acantilado. El aire que dibuja la fresa plástica nos convierte en demiurgos de un mundo que en cualquier instante explotará sobre nuestro rostro...y en jirones arrancaremos sus restos para volverlos a juntar ; escuchareremos las olas golpear en la piel de la roca y aspiraremos hondo el salitre que nos marca el punto ciego de hasta donde podemos llegar,ni un paso en falso...con la misma, definitiva espectación, un soplo más, uno más...
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