miércoles, octubre 17, 2007

bien mirado no hay por qué alejarse de las cosas, las cosas son la misma distancia, jugamos puerilmente con ellas como si nuestra inmortalidad fuese duradera . No es de extrañar que nuestro semblante cambie veinticuatro milenios por segundo. Somos la mueca interpretada de nuestras vidas y aun nos quedan registros para aburrir. el gesto de repetición es inmune a esa distancia . Las cosas, cosas, están así dentro.