miércoles, octubre 24, 2007

cita 48

"Cometí entonces un error, me acerqué un poco más, me senté a su lado, en la cama y saqué un libro de mi bolsillo, el libro de un poeta, y le leí un fragmento. Él escuchó en silencio. El texto en cuestión hablaba de Narciso y de unos bosques casi ilimitados poblados de hermafroditas.Cuando terminé no hizo ningun comentario. ¿Qué te parece?, le pregunté.No sé, dijo, ¿qué te parece a tí?Le dije entonces que yo creía que los poetas eran unos hermafroditas y que sólo entre ellos podían comprenderse. Dije: los poetas son.Quise decir: los poetas somos.Pero él me miró como si mi rostro careciera de carne y sólo fuera una calavera, me miró sonriendo y dijo: no seas cursi, Perla.Sólo eso.Yo empalidecí, dí un salto, sólo conseguí apartarme un poco, intenté levantarme pero no pude, y durante todo ese rato él permaneció inmóvil, mirándome y sonriéndome, como si de mi rostro se hubiera desprendido la piel, los músculos, la grasa, la sangre y sólo quedara el hueso amarillo o blanco. Al principio fuí incapaz de hablar.Luego dije o susurréque ya era tarde y que me tenía que ir.Me puse de pie, le dije adiós y me marché.Él ni siquiera levantó la vista de su libro.Cuando atravesé la sala vacía, el pasillo vacío de su casa silenciosa pensé que nunca más lo volvería a ver."
ROBERTO BOLAÑO en "los detectives salvajes"