lunes, noviembre 12, 2007

la cuadragésima vez que lo pensé me fuí a dar un paseo para despejarme, bajo la lluvia suave. Regresé a pensar lo mismo, al término de mi paseo , con la dulce cascada brotando de la comisura de mis labios, regresé a pensar lo mismo. Otras cuarenta veces. Allí afuera, tras mis pasos, quedaron los elementos. Y las naves, aun flotaban en mi cabeza.