el equilibrio,esa sensación de caida al vacio, la presión en el pecho que intuye el inminente contacto con la tierra, que te corta la respiración y te obliga a cerrar con fuerza los ojos,como si la presión extra ejercida sobre los párpados te protegiera en una doble cegera. El estrellarse final de la música en forma de golpetazo, sin vibración alguna. Sin esperar el ritmo que prolonga esa caida. Y cuando crees que no podrás resistir ni un segundo más , giras la cabeza inocentemente, como si no fuera contigo, y en la pared descubres un cuadro algo torcido, y piensas, como otras veces, que tienes que enderezarlo, que es incómoda y antiestética esa inclinación. Que lo suyo, tratándose de un cuadro,es que esté bien colgado,en linea con el suelo, en linea con el techo. Te levantas y te diriges hacia él como hipnotizado. Suavemente tus manos reposadas en el marco giran y aseguran en la distancia de tan sólo dos pasos atrás el equilibrio .
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