jueves, diciembre 27, 2007

Perchas humanas en descenso. Ni nombres ni claves en la pendiente. Identidad coleccionada al abrigo de lo idéntico. Una señal acústica , no es a mí a quien llaman, sino a mi carcasa. Cada libro que leo me vacía un poco más. De seguir así moriré hueca. He corrido al coche a esconderme de la gente. Un frío negro lo rodea. Mis ojos se han apostado en el cristal. Yo me he ido . Sin avisar me voy, allí los dejo solos, inútiles ojos sin dueña. A un metro pueden ver un gran muro de nieve y justo detrás de este, nada. Una espesa niebla lo cerca todo. No sabría calcular cuánto tiempo estuve fuera de mis orbitas pero al regresar comprobé admirada que donde había un denso y mudo aire blanco ahora se levantaban unos árboles nítidos y cubiertos de detalles . Decidí quedarme y hacer guardia con mis ojos para poder ver aquel prodigio. El acto de la aparición. Puedo decir que la niebla habita un tiempo que no es humano. Puedo decir que canción, tras canción , el mundo desaparecía y aparecia en mi presencia sin que yo pudiera atrapar el instante preciso en que las cosas ocurren. Escuché la música para medir. Nada Todo Nada Todo… Pero el umbral entre uno y otro no me fue desvelado. Desde mi bunker pedí ayuda al exterior. Llamé a las carcasas de los otros . Nadie contestó. Quizá estuvieran también atrapados en un espectáculo de escapismo parecido. Los ojos apostados en el cristal. La niebla asolando al mundo. Lo real burlando nuestra vigilancia. Las palabras cosidas al papel, aguardando en la mochila el asalto .

1 Comments:

Blogger LIRA said...

genial lo de "decidí quedarme y hacer guardia con mis ojos"!

tu escritura es fascinante!

cómo he podido vivir sin ella hasta ahora?

cómo he podido pensar que tú no escribías cosas como esas?

10:19 a. m.  

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