sábado, febrero 16, 2008

cita 53

"Al despertarse en la oscuridad vió la ventana. los visillos, una ola alta, hendida, llegaban hasta el suelo; transparentes, formando pliegues, festoneados en los bordes centrales como las valvas de una criatura marina, se movían deliciosamente en el aire que entraba por la ventana abierta.
Allá donde los tocaba la luz del farol de acetileno de la calle, eran blancos como el azúcar. El extravagante follaje labrado en ellos por la maquinaria destacaba aún más blanco donde la luz los rozaba mientras que era negro en el tejido que colgaba fláccido.
La luz empujaba contra los visillos las sombras de las hojas, que se movían con ellos y sobre el cristal desnudo.
Allá donde la luz rozaba las hojas, de un verde ácido, éstas parecían arder. Donde no las tocaba, eran del más oscuro de los grises y más oscuras aún.Bajo aquellos miles de hojas estrechamente reunidas habitaba una luz no natural o la más profunda de las oscuridades. Sin tocarse las unas a las otras, se agitaban en silencio cuando el árbol se movía en su sueño.
Justo enfrente de su ventana había otra.También detrás de esa ventana abierta había visillos que se movían y sobre los cuales se movían las sombras dispersas de otras hojas. Más allá de los visillos y del cristal desnudo, la habitación estaba tan oscura como la suya."

JAMES AGEE "Una muerte en la familia"
(inmóvil sin inmóvil,...la cortina de Agge)