_eso tiene un nombre, dijo Fernando, y me dejó allí, parado en la esquina derecha de la sala observando vagamente la mancha de humedad que emergía de la pared.
24 de marzo
hoy fuí , en contra de lo habitual, el primero en llegar a la galería. Esta es mi lucha personal contra lo infalible. Me levanto, cambio el detalle que adorna el inconsciente, el detalle que adorna , la siempre idéntica mi vida...reparar en la identidad del detalle. eso es lo que pienso mientras miro la mancha de humedad en la pared y encima cae mi cambio de horario, que no es tal, sino una mi pianísima contribución a la revolución.
_ A estos, ni agua- me dice Fernando, cuando pasa al lado del camión que trae los cuadros.
Se empeña el agua en salir de la pared, persiste a pesar de tantas reparaciones, se ha instalado en el local con una irritable perseverancia que aboga por su legalización. Camuflada en ocasiones el mismo día de la inauguración , ha dejado sibilina su perfume de cloaca en la punta de la nariz de las más exquisitas monas y monos del evento. Se ha infiltrado cautelosa en los aromas del jamón y el canapé. Y en mi cabeza, el cuadro, cuadraba tantas veces con la silueta de cal enmohecida.
_esto no tiene arreglo, dice Fernando mientras pasa suavemente la mano por la pared. Lla ma al albañil, pero esto seguirá aquí mucho después de que nosotros nos hayamos ido.
He decidido volver a casa andando, tardaré mucho más, pero hoy, parece que algo me instiga a cambiar aun más esos pequeños detalles cavernosos y voraces, esos inaudibles cánceres domésticos. Hoy me he levantado muy rebelde y me vuelvo andando. Y en cada uno de mis largos y cadenciosos pasos se va amasando todo, el nombre que tiene dar nombres a las humedas nubes, esa mancha en la esquina de la galeria que durará más que yo, los cuadros apoyados en la pared mientras los operarios beben agua, los monos y monas bautizando de nombres el aire pútrido que emana de la vida , toma al asalto paredes y se presenta ganando todas las revoluciones.
_No vengas pronto mañana, me ha dicho Fernando, mañana, abro yo.
24 de marzo
hoy fuí , en contra de lo habitual, el primero en llegar a la galería. Esta es mi lucha personal contra lo infalible. Me levanto, cambio el detalle que adorna el inconsciente, el detalle que adorna , la siempre idéntica mi vida...reparar en la identidad del detalle. eso es lo que pienso mientras miro la mancha de humedad en la pared y encima cae mi cambio de horario, que no es tal, sino una mi pianísima contribución a la revolución.
_ A estos, ni agua- me dice Fernando, cuando pasa al lado del camión que trae los cuadros.
Se empeña el agua en salir de la pared, persiste a pesar de tantas reparaciones, se ha instalado en el local con una irritable perseverancia que aboga por su legalización. Camuflada en ocasiones el mismo día de la inauguración , ha dejado sibilina su perfume de cloaca en la punta de la nariz de las más exquisitas monas y monos del evento. Se ha infiltrado cautelosa en los aromas del jamón y el canapé. Y en mi cabeza, el cuadro, cuadraba tantas veces con la silueta de cal enmohecida.
_esto no tiene arreglo, dice Fernando mientras pasa suavemente la mano por la pared. Lla ma al albañil, pero esto seguirá aquí mucho después de que nosotros nos hayamos ido.
He decidido volver a casa andando, tardaré mucho más, pero hoy, parece que algo me instiga a cambiar aun más esos pequeños detalles cavernosos y voraces, esos inaudibles cánceres domésticos. Hoy me he levantado muy rebelde y me vuelvo andando. Y en cada uno de mis largos y cadenciosos pasos se va amasando todo, el nombre que tiene dar nombres a las humedas nubes, esa mancha en la esquina de la galeria que durará más que yo, los cuadros apoyados en la pared mientras los operarios beben agua, los monos y monas bautizando de nombres el aire pútrido que emana de la vida , toma al asalto paredes y se presenta ganando todas las revoluciones.
_No vengas pronto mañana, me ha dicho Fernando, mañana, abro yo.
3 Comments:
Hola. Aunque creo habértelo dicho, se denomina "pareidolia" (otros escriben "paraidolia", sic). La pared un lienzo, pintora el agua. El viento, las sales, hongos, merulios, también pintan. Y el más grande de los maestros antiguos: el tiempo. Las nubes esculpidas. El test de Roschard: esa mancha es mi vecina francesa asesinada. Está clarísimo. En "Tratado de las Religiones" y "Lo sagrado y profano", Mircea Eliade habla de "hierofanía" cuando algo sagrado se nos muestra. Apariciones. Manifestaciones sagradas. Epifanias. Satoris. Iker Jiménez al borde mismo del colapso nervioso. Manchas de humedad que desde el muro gritan o imploran perdón. Demasiado tarde: las inclemencias del tiempo, la muerte imperdonable. ¿Y a qué viene ésto? Te cuento. Además del enorme insecto volátil que ha pretendido polinizarme en el restaurant y ha esparcido semillas de terror sobre el alma que no tengo (los lunes), mientras comíamos --no he querido alarmarte-- en mi pareidólico plato combinado número trece, junto a las patatas fritas y la ternera (no había conejo, plato combinado número sesentaynueve), cuando iba a aliñarla, en una rodaja de tomate --muy parecida a un Seat 131 Supermirafiori-- se me ha aparecido la cara ultraterrena, completamente lunes, de San Cristóbal de Licia, que con débil voz (exageradamente ultratumbana), sólo por mí apercibida, ha dicho: "No me pongas sal que tengo l´azúcar mu´alta". (Yo ni caso). De lo que hablaban tus anchoas,más endemoniadas que sacralizadas, en un arameo semítico que para mi pasmo he comprendido a la perfección , te cuento otro día y así hoy te evito un corte y confección intestinales. Nos vemos. Ciao.
Ah, lo olvidaba. No sé si continuarás la historia. Si es así, y a la manera de un lector dickensiano, me gustaría que tu personaje Fernando (qué nombre más bonito y señorial) poseyerá y fuera poseído por una nutrida pléyade de hermosísimas mujeres (y, por qué no, algún que otro mancebo, qué pinta muy bien, y pecar contra natura tiene su aquel, y además mejora cualquier vida o relato), de toda latitud, liberales en estremo, con cierto talento dramático incluso, para representar obrillas clásicas y que no decaíga, y hoy "Las bacantes" de Eurípides en versión del Marqués de Sade, y al día siguiente el ciclo tebano de Sófocles en la adaptación deconstruída de Nachito Vidal... Bueno, ahí va la idea(ca), tú verás. Un abrazo. Ciao
queridísimo pareidólico, después de tan brillante intervención me quedo inmóvil ; ), y sí, nuestras comidas tienen un halo de kafkiano banquete platónico y eso que faltaba el loro gigante y los embrutecidos camioneros. A mí quien me habló fue el carajillo de sacarina, políglota y versado en el bello arte de no llevar reloj...De lo más sugerente tu sugerencia dickensiana, pero esperaré a terminar Plataforma para ir dándole forma...o mejor lo dejamos donde está porque imagina que todo tiene su aquel y por exigencia de un malévolo guión terminamos juntando al gibsoniano pareidólico con un directivo pastiyerbólico. demasiada parábola.
...genial tu intervención, insisto, me gusta más la acidez de tu prosa que la belleza de tu verso (también tiene su aquel)
nos vemos.
Publicar un comentario
<< Home