martes, septiembre 30, 2008

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Desde Betanzos , pasadas las estaciones, viene esta fotografía a recordarme las últimas letras leidas , que como rumor apocaliptico se extiende en los soportales de la novela, de las últimas novelas. Anuncian un mundo submarino donde la palabra es papel mojado y burbuja. Anuncian humanidad sin rostro y respiración asistida. Anuncian el silencio en la imposible oquedad del agua. Finales preescritos como submarinos vernianos en el centro de la tierra.

lunes, septiembre 29, 2008

el caramelo verde del moribundo

¿lo tienes ahí?

Solano, menta nata,… sin azúcar.
Eso casi no se lee
¿qué piensas hacer?
Aún no lo sé. Puede que lo deje olvidado en un bolsillo.
¿Qué libro es ese?
La carretera, de Cormac Mc Carthy.
He salido a dar otro paseo pero hay nubes negras y es ya tarde. Rodear la ciudad es otra opción. Utilice otra opción para crear vínculos. En la carretera, sobre el paso de cebra , como una raya mal dibujada , hay un hombre tendido y vienen coches. Cruzo rápido mientras me quito los auriculares. El hombre es grande, y mayor, y va bien vestido. Tiene los ojos cerrados y asoma sangre de su boca. ¿Se ha caído?, le pregunto estúpidamente mientras pienso que puede estar muerto. En la acera, como a dos metros , se erige un pack precintado de cuatro coca colas light y unos caramelos verdes. Están demasiado lejos, ¿cómo puede alguien abandonar la carga para caer lejos de ella?¿por qué? Una señora se acerca corriendo a socorrernos mientras hago señales alzando la mano en un extraño saludo de emergencia a los coches que se vienen encima para que se detengan. El hombre ha abierto los ojos pero parece no ver. Tiramos de él con fuerza y apenas logramos moverlo unos centímetros, es un peso muerto. En pocos segundos estamos rodeados. Dos de los rodeadores agarran con precisión al tumbado y lo dejan sobre la acera mientras una voz interviene de fondo que no deberíamos moverlo. Llega la policía que pasaba por allí. Pasa la policía que pasaba por allí. Alguien telefonea al 112.Un hombre toma las riendas. Mira el pack de coca colas del margen de la acción. ¿Es usted diabético? Le pregunta como si fuera sordo. El hombre tendido no responde pero todo el mundo le infla a preguntas ,como si fuera sordo. ¿de dónde es? ¿cómo se llama?¿cómo se ha caído?¿se ha caído?.El hombre no responde, no puede, o no quiere, si va a morir estas son unas últimas tristes preguntas . El hombre de la voz cantante es el único que le ha hecho una pregunta útil. Creo que debe ser médico y que su mirada a las botellas de coca cola le han dado también aspecto de detective privado. Quizá sea un Serlhock Holmes. Pide un caramelo y yo me lanzo a por uno de los que han caído en la carretera, pero llego tarde , pues ya le han ofrecido uno. Las personas, a veces, llevan caramelos en los bolsillos , sin darse cuenta de que en un momento un caramelo puede ser vital. Alguien opina al fondo, como una voz en off , que se puede atragantar. El hombre sordo se expresa por primera vez para negar mudo con la cabeza que no desea tomar ningún caramelo. Tiene sangre dentro de la boca, he coreado yo, por si era relevante, porque he sido la primera en verlo. Y yo con mi caramelo verde en la mano. Ya no lo quieren pero no es mío. Y el dueño no está para que se lo devuelva. Pero no es mío, sino de un moribundo sin dedos. Entonces lo he visto, le falta el final de todos los dedos, de las dos manos. Y yo no sé qué hacer con el caramelo y pienso en dejarlo caer en la carretera de donde lo cogí y donde esparcidos están sus compañeros verdes y olvidados. No soy capaz, me resulta de una violencia tremenda arrojarlo así, como dándolo por muerto. Pero no es mío y después de haber visto esos dedos arrancados me produce repulsión pensar en comerlo. Le doy vueltas al caramelo entre mis dedos completos, vueltas como si fuera el caramelo verde el que pensara. Quizá pueda deshacerme de él más adelante, lejos de aquí. Bueno, aquí ya no hacemos nada, le digo a un rodeador de la escena, como disculpándome, aquí ya no podemos hacer nada. Y me alejo con su caramelo verde. Sé que si en algún momento decido comerlo me sabrá diferente. Y pienso también en lo extraño que es que me haya ocurrido esto justo cuando estoy leyendo la novela de Mc Carthy, la carretera.


¿lo tienes ahí?

Solano, menta nata,… sin azúcar.
Eso casi no se lee
¿qué piensas hacer?
Aún no lo sé. Puede que lo deje olvidado en un bolsillo.
¿Qué libro es ese?
La carretera, de Cormac Mc Carthy.



"Evoca las formas. Cuando no tengas nada más inventa ceremonias e infúndeles vida. "

CORMAC McCARTHY, la carretera

domingo, septiembre 28, 2008

todos los columpios tristes

la cámara que gira sobre las cabezas de los ángeles en la azotea ha registrado sus ojos inclinados a la calle,
del monitor oscuro
de lo que ha reproducido
de lo que vimos
en la maraña de puntos
algo parecido a la ciénaga
de la cámara que gira sobre las cabezas de los ángeles
de lo que ha registrado
de sus ojos
inclinados,
a la cámara de lo que vimos
en la maraña oscura
en la ciénaga de puntos
a la calle
de la doble inclinación
de lo que vemos.

sábado, septiembre 27, 2008

"Se quedó escuchando el goteo del agua en el bosque.lecho rocoso, este. El frío y el silencio. Las cenizas del mundo difunto trajinadas de acá para allá por los crudos y transitorios vientos en el vacío. Llevadas, esparcidas y llevadas de nuevo.Todo desencajado de su apuntalamiento.Sin soporte en el viento cinéreo.Sostenido por una respiración, temblorosa y breve. Ojalá mi corazón fuese de piedra."

CORMAC McCARTHY, la carretera

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Hay tres chinos en el ciber, cebándose de pantallas. Sin descanso.Tal vez serán ellos quienes dominen el mundo, pues ya están fuera de él. Mientras los demás nos empeñamos en prehistóricas tareas que recubrimos con un barniz de sentido que las hace brillar un tiempo, y luego se rozan y desgastan, y olvidamos por qué se emprendieron.Y no podemos decir con entusiasmo , como ellos, voy por el tercer nivel. Game over, parpadea lleno de luz esperanzadora, game over.

miércoles, septiembre 24, 2008

membrete

Vamos a dibujar un pez quienes nunca lo pescaron, ni lo vieron en paraje alguno, ni lo intuyeron en las aguas. Entonces, movida por un sonido ajeno a la empresa que ya estamos llevando a cabo entiendo que se ha producido una fuga. Yo ya no dibujo. La incredulidad con la que se muestra la página en blanco . En el decurso de los huecos dialogados que nadie ha atendido se esperan flechas de sentido. Y así hasta el fín de los tiempos. No es un drama que el pez haya quedado sin trazar, ni un esbozo, ni un punto que señale cómo o cuándo allí. Lo terrible es no haberlo presentido ni en la transparencia de la pecera vacía.

domingo, septiembre 21, 2008

cita 57

“10 diciembre 1896. El aniversario de Sarah Bernhardt. Cuando baja por la escalera de caracol del hotel, parece que se queda inmóvil y que la escalera gira a su alrededor”.


Jules Renard
“Diario 1887-1910”
DeBolsillo, Barcelona, 2008
Pág. 112