el hombre despertador
Todo empezó soñando la palabra "importante". Con papel pinocho de vivos colores fuí haciendo pequeñas bolitas ,tratando de ocultar los picos que inevitablemente se empeñaban en huir de la esfera. Los pegué cuidadosamente sobre una plantilla donde previamente estaba escrita la palabra. El aspecto final era muy infantil, como de una manualidad de colegial, tenía algo de fresco y divertidido con tanto colorín, aunque algo en justamente esa palabra te alejaba de la inconsciencia. Después escribí "importante" en una pequeña hoja cuadriculada en azul ,de una de esas libretas tamaño mini con gusanillo, de esas que cuando arrancas la hoja dejan flecos, y todo es pecfecto, menos por ese lado, que parece sin terminar de hacer, o roto,o una ruina que cuando la visitas como turista sabes que lo que ves es lo que falta. Escrita la palabra con un portaminas de mina casi transparente, con mi caligrafía rápida , y la pegué detrás de una puerta. Fué entonces cuando me acordé de mi reloj" perestroiko", comprado en el momento en el que las cosas ocurren, y luego pasan, y sólo puedes contar cómo ocurrieron. Pero te queda esa nostalgía de saber que en un tiempo ya sólo podrás contar. Así que me pareció muy oportuno comprar ese reloj entonces, porque ya cuando ocurrían las cosas las estaba añorando. Y no fue extraño que lo perdiera pronto porque un cenicero ,recuerdo de la playa, o una postal ,recuerdo de las ruinas de roma ,siempre están por el medio, pueden aparecer en cualquier momento. Pero el reloj "perestroiko " funcionaba perfectamente y yo lo usaba a diario. Sé que fué mejor perderlo, lo que no evitó que me apenara y que a veces, hasta en sueños, aparezca liado en uno de ellos y asome detrás de una palabra importante. Como no puedo pensar en los flecos de una cuartilla sin ver lo que falta, y cerrar cada círculo arrancado al gusanillo y no poder evitar que con papel pinocho no salga la esfera perfecta . Entonces, en mi sueño, al irrumpir mi reloj, del que debería explicar que las manecillas no eran cortas ni largas sino una hoz y un martillo en su lugar, mi cabeza pensó, y digo mi cabeza porque yo estaba durmiendo y actuaba de manera involuntaria ,como un actor despedido que mira a su sustituto detrás del telón y al que han intentado buscar el mayor parecido conmigo , mi cabeza pensó, digo, en un reloj donde los números fueran sustituidos por la palabra "importante". Y en mi sueño, aunque también ocurre así en la realidad, esta palabra tenía tan sólo diez letras cuando yo necesitaba doce horas. Al principio esto me pareció un problema, pero tratando de encontrar otras palabras que sumaran doce letras llegué a la conclusión de que esto no era lo más importante. Que era en definitiva perfecto que en algunas palabras que sustituyeran a las horas faltara alguna, como faltaba algo en los flecos de la hoja arrancada y colocada detrás de la puerta. Y me pareció que cualquier palabra podría sustituir los números de la perfecta esfera del reloj, fuera o no perestroiko. Y empezaron a aparecer miles en mi sueño (tal vez no tantos) y con cualquier palabra era hermoso mirar la hora y su ruina, cuando faltaba alguna letra. Estos son los sueños que se tienen en verano, cuando nada es importante.
el hombre número
vino para hablarnos de jardines cuando se sorprendió sentado y comenzó a referir historias que explicaban cómo la lluvia apareció en forma de mujer y el nombre de cada lobo respondía a un muerto de la tribu. Dejó caer cuerpos inventados en rios y piedras únicas. Habló una tarde cuando nosotros esperábamos un diagrama . Queríamos medirlo todo. También la forma en la que sus cuentos nos conducían a un territorio inexplorado. Queríamos calcular la repuesta que el aire evocaba dentro de un frasco.Él no era un profeta pero nosotros mirábamos con disimulo su boca vacía que anunciaba que guardaba los dientes en una bolsa de cuero . Esperábamos una contraseña para desatar sus dardos de francotirador ,Finalmente los jardines se habían evaporado . Los acrósticos mudos que generó su cordura se perdieron porque no fueron escritos .
esquema
escritos radiales: Adquirión no es la musa perdurable, aunque tal vez sí la más comercial.Y si aquí devienen estos y otros derroteros será porque se perdió algún radio en los irónicos paisajes de mi memoria de huecos sin fondo. Administraremos la ruta como podamos y nos dejen los observadores, a los que ya desde aquí les digo que no me titulen surrealismo, pues lo intocable es de carne y hueso troquelado con luz.
piénsame escrita
le ocurrió al doblar la esquina, donde ocurren todas las cosas que no esperas, aunque él doblaba con confianza y cálculo ciego las sábanas, terminó llenándose su cuerpo de asombro al tiempo que se vaciaba de agua. Al doblar se cruzó con un conocido al que no conoció. Nada importó que esto ocurra todos los dias, nada que hubiera cambiado con el paso de los años, tantas esquinas retorcidas y vueltas a las manzanas, y paseos pisados. Es normal que no lo hubiera reconocido. Él sintió la rareza de lo que no vió y es así como empezó a aparecer en su cuerpo el estupor. A pesar de continuar pensando fugazmente en esos peces extraños, de nuevo doblando esquinas de aguas abisales.Tal vez, , eso y todo lo demás fue otro quien lo ideó para él. Para que no se asombrara al doblar el vórtice de su cuerpo. Y más allá de lo que os cuento, siempre más allá de cualquier relato, está ese asombro mudo y atormentado de quien lo escribe, el desencuentro del reconocimiento, ...también él releyó algunos papeles y aun sabiendo que fueron suyos hace muchas manzanas los miraba confundido. Nadie ha podido evitar que sea el hombre fuera del agua. Yo no cuando vuelvo a no verlo .
...es casi como desaparecer,pero a veces me sorprendo aquí.
por eso vacilaré
No hemos hecho prisioneros. Hay víveres suficientes, tenemos espacio y hombres para la vigilancia, pero quién mantiene esas miradas. No podemos arriesgarnos a cruzar los ojos y reconocernos en sus pupilas. Ahora tenemos que llegar al campamento y desde allí nos enviarán a casa. A ese extraño lugar del que partimos. Fingiré que tomo el tren con destino a mi aldea, y luego me bajaré en cualquier estación. Qué nombre tendrá. ¿Será una encina lejana que pase como viento por la ventanilla de mi camarote la que me llame? Tal vez unos campesinos inclinados sobre el trigo que me traigan a la memoria los campos de Millet. O un circunspecto revisor me diga que hemos llegado a la ultima estación. Me bajaré en una de ellas y leeré el nombre escrito en máyúsculas , un nombre nuevo que tendré que aprender pues será el lugar de mi llegada. Mi cuerpo vacilará incierto en el primer paso que guie la dirección de ese primer trayecto. Todos en el tren bajan decididos, todos apuntan hacia un destino claro.Sólo un imprevisto, un accidente, puede perturbar la firmeza de sus gestos. Pero yo estaré inmerso en el accidente mismo. Por eso vacilaré, quizá tome un café en la cantina y me sorprenda el rostro familiar de la camarera. Porque de eso estoy casi seguro. Allá donde caiga mi cuerpo sin rumbo encontraré esos rostros parecidos . Será inutil llevar mi carcasa a un lugar aun vacío de mí si mantengo la mirada más tiempo del necesario . Debo aprender a ver fugazmente, debo aprender a detener mi ojo en la superficie, a nunca rastrear el duplicado de las sombras que he dejado atrás. Debo aprender mi ceguera .Donde voy, el lugar sin nombre de la encina que ha pasado , el campesino inclinado que arrastra a Millet , el odioso revisor que no me dejará seguir allí sentado en mi camarote, viajando eternamente y protegido de los ojos que bajan a la mina de la conciencia. Esta catarata de cosas inventadas fue encontrada al lado de unos ojos arrancados por el propio escritor y dejó dicho mientras se alejaba con sus cuencas vacías y sanguinolentas que la invención es un mal que debe ser erradicado.Yo sólo lo leí por casualidad y he llegado hasta aquí para contároslo.No me engaña el recuerdo.
limpopo
...volvemos a cantar los rios africanos y mientras descendemos a los acuosos infiernos me dice que los peces son una manera de contar una historia. pero después guarda silencio y sus pasos se escuchan chapotear y no salta una palabra de su boca. Espero en vano que esa visión submarina emerga de las profundidades en forma de voz, y es entonces cuando le pregunto si lo que he de escuchar a continuación vendrá y será reconocido. Como esta orquídea silvestre, me dice, mira , no es un insecto pero lo parece, pero esta imitación perderá para siempre su nombre cuando te hable de ella. Continua andando y pisando charcos y presto atención a esta música gris, que va dibujándose , quizá mañana asome a contarse como pez, flor o insecto intermitente...
cortado en abc
Soy un pergamino cortado en abc , compruebo el doble de mi escritura y no hay correspondencia que legitime mis palabras. Yo era un documento extraviado, en mi cabecera un alfabeto mutilado esperaba en las cumbres y en el declive .